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A ciencia cierta, se desconoce el origen de los chistes, pero lo que es cierto, es que el ser humano ha necesitado entablar relaciones afectivas para su supervivencia desde sus inicios y el humor siempre ha sido el conector más potente para ello. Reírse es sanísimo, de las mejores actividades que podemos hacer y es que, cuando nos reímos, liberamos nuestro cerebro, se activa y liberamos una serie de sustancias que nos hacen sentir muy bien.
Se cree que los chistes tienen raíces en las antiguas tradiciones orales de las culturas humanas. En las civilizaciones antiguas, como la griega y la romana, se contaban anécdotas y relatos humorísticos como parte de la tradición oral y esto, permitía traspasar conocimientos de generación en generación. Por eso, hoy en día, aún se cuentan chistes cortos que se mezclan con palabras y dichos populares antiguos.
En la Edad Media, los bufones y juglares actuaban como comediantes y entretenedores, contando historias divertidas en público y chistes para entretener a la gente. Estas historias graciosas eran transmitidas de boca en boca, adaptándose y evolucionando con el tiempo.
Más tarde, con el desarrollo de la imprenta en el siglo XV permitió que los chistes fueran registrados por escrito, lo que facilitó su difusión y preservación.
Aunque el sentido del humor varíe mucho de una persona a otra, a todos nos encanta reírnos y, es que, esto tiene una explicación biológica detrás que te vamos a explicar ahora mismo: Cuando reímos, se liberan endorfinas, neurotransmisores que actúan como analgésicos naturales, reduciendo el estrés y aumentando la sensación de placer. Esto puede generar una sensación de bienestar y aliviar la tensión emocional.
Además, la risa estimula la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con la sensación de recompensa y placer, lo que nos hace sentir bien y feliz.
A nivel social, reírse puede fortalecer los lazos entre las personas. La risa es contagiosa y puede crear un sentido de camaradería y conexión emocional, fomentando la cohesión social y mejorando las relaciones interpersonales.
Desde una perspectiva evolutiva, la risa puede haberse desarrollado como una forma de comunicación no verbal para indicar seguridad y camaradería dentro de un grupo, fortaleciendo los lazos sociales y promoviendo la cohesión en la comunidad.
A lo largo de los siglos, los chistes han evolucionado, adaptándose a diferentes culturas, idiomas y formas de comunicación, desde libros y revistas hasta la era digital con los memes y las redes sociales.
A continuación, te dejamos 10 chistes cortos con los que harás reír hasta al más serio de la reunión.
Zumbadance.
Tokofondo.
¿Y el subcampeón?
Kasitoko.
Nos vemos en el prado.
Zumbidos.
Caldo vendrás.
¡Porque es muy transparente!
¿Y tú qué les dices?
Sígueme.
Nos vemos cuando podamos.
Porque ya tienen Twitter.
¡Porque cometió un error!
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