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En el curso de drenaje linfático se estudia la técnica manual basada en maniobras precisas y suaves que provocan la movilización de la linfa por sus trayectos naturales. Estos “finos estímulos táctiles” (Emil Vodder) activan y mejoran la circulación linfática, evitando y curando enfermedades.
El sistema linfático, presente en todas las regiones del cuerpo humano, tiene la función de reabsorber y hacer circular todo aquello (células muertas, bacterias, partículas orgánicas, etc.) que el capilar sanguíneo no recoge del desequilibrio entre la filtración y la reabsorción. Es esencial adquirir, mediante la realización de un curso de drenaje linfático, un amplio conocimiento del sistema linfático, ya que el linfodrenaje manual debe practicarse con una presión adecuada y con un ritmo que estimule la contracción de los angiones linfáticos.
Para hablar de los orígenes del drenaje linfático es necesario remontarse a 1930, cuando Emil y Estrid Vodder, un matrimonio danés, se encontraban trabajando como fisioterapeutas en Cannes, en la Costa azul francesa. Emil Vodder observó que casi la totalidad de los pacientes que provenían de Inglaterra y padecían enfermedades infecciosas crónicas de las vías respiratorias superiores tenían los ganglios linfáticos del cuello hinchados y duros. El doctor Emil Vodder probó a aplicar un suave masaje de estos ganglios esperando que repercutiera en la mejoría de los pacientes crónicos y así ocurrió. Una vez comprobada la eficacia del nuevo tipo de masaje que había desarrollado, el matrimonio Vodder profundizó en sus posibilidades, despertando en los años siguientes el interés de médicos, cirujanos maxilo-faciales, dentistas, masajistas y médicos naturales.
Carmen Rosillo.
Licenciada en Periodismo.
Área de Periodismo Digital Euroinnova.
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